Intervención de la presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género del Senado de la República, Martha Lucía Micher Camarena, en el primer día de actividades de la Conferencia Mundial de Mujeres Parlamentarias de la Unión Interparlamentaria (UIP)

Ciudad de México, 14 de marzo de 2025

Muchas gracias.

Muchas gracias, senadora Cynthia López Castro.

Saludo con mucho gusto y con mucho orgullo a la mesa que nos acompaña, estamos de lujo.

Gracias, senadoras, senadores.

Bienvenidas y bienvenidos todas y todos a esta extraordinaria reunión, a esta ciudad de derechos y de libertades, y a esta patria feminista encabezada por una mujer, por la doctora Claudia Sheinbaum Pardo.

Muy, muy bienvenidas y muy bienvenidos.

Bueno, quiero decirles que el tema que nos convoca, es el tema de la paridad.

México alcanzó la paridad en la conformación del Congreso de la Unión en 2018, pero no porque se hubiese realizado una reforma constitucional, que la logramos hasta el 2019, ¡no!

Fue porque el Tribunal Electoral Federal ordenó a los partidos políticos la integración de listas de candidatas mujeres, de candidatos hombres, bajo el principio de paridad, esto como una acción afirmativa que buscaba precisamente generar los equilibrios en las condiciones de desigualdad.

Nosotras, las mujeres mexicanas, hemos decidido que no queríamos ni traductores ni intérpretes, porque tenemos un proyecto de nación, porque tenemos un proyecto de país.

Queremos y tenemos derecho a opinar sobre el agua, sobre la justicia, sobre la educación, sobre los derechos humanos, sobre la salud, y, sobre todo, sobre nuestros derechos a la salud y a la educación, etcétera.

Pasamos de estar en 2006 del 15.6 por ciento de representación, hasta el 50 más uno que somos ahora en la Cámara de Diputados y en la Cámara de Senadores.

Tuvieron que pasar nueve años, nueve años; 19 años para que pudiéramos, por fin, llegar a la paridad en todo. Ahorita les voy a contar cómo fue esto.

Pero si no hubiéramos llegado a la paridad en todo en 2019 no estaríamos aquí, la mayoría de mujeres que representamos los intereses de las mujeres, de las niñas, de las adolescentes y que, al lado de hombres, de hombres aliados y de hombres feministas podemos transformar.

Porque queremos aspirar libremente como mujeres, porque queremos demandar, porque queremos decirle al mundo que el feminismo tenía un proyecto, y la agenda feminista y los movimientos feministas impulsaron y nos acompañaron en todo para llegar a tener las reformas constitucionales en 2019.

Después de Ruanda, y lo digo todo el tiempo, junto con Cuba, junto con otros países en el mundo, siete, somos el segundo país que ha modificado su Constitución para tener paridad en todo, en los tres niveles de gobierno, es decir, en el Ejecutivo, en el Legislativo y ahora lo tendremos en el Judicial, así como en los tres órdenes. Bueno, lo dije al revés: en el Federal, en el Estatal y en el Municipal.

Por eso, rompimos grandes mitos.

¿Qué nos decían los hombres legisladores? Nos decían “¿están seguras de lo que vamos a aprobar?”

  • Nosotras estamos segurísimas de lo que vamos a aprobar.

“¿Están ustedes seguros de lo que vamos a aprobar?”

Y nos decían tres razones por las que estaban preocupados:

Una. “Oye, las mujeres no quieren”. Pues, ¿cómo vamos a querer si nos han dicho toda la vida que nuestro espacio es el privado, lavar, planchar, trapear y cuidar gente?

¿Cómo es tan fácil? Cómo creen que íbamos a decirles: “sí, claro, inmediatamente me voy a participar en la política”.

Pero rompimos, como bien lo ha dicho la senadora, techos de cristal y todo lo que nos ponían como obstáculos para llegar a ocupar un puesto.

Otro argumento que dieron: que no estábamos preparadas.

Ahora resulta que nuestros compañeros nacieron senadores, ahora resulta que nuestros compañeros nacieron dirigentes. ¡No! Se fueron formando, se fueron haciendo; se fueron haciendo.

Y como dice doña Rosario Castellanos: “no nacemos, nos hacemos”.

Y el tercer argumento que nos dieron era que las mujeres no queremos, que las mujeres no sabemos.

Y, el tercero: “que las mujeres necesitábamos estar preparadas”

Todos estos argumentos se los echamos abajo y les dijimos que era un tema de justicia democrática, que no queríamos más intérpretes y que teníamos que estar ahí en la representación popular.

Por eso la paridad es constitucional, por eso es un derecho, y por eso el derecho a tener derechos de todas nosotras avanzó, avanzó y avanzó.

¿Por qué? Porque lo he dicho siempre: porque somos unas insistencialistas; más que feministas, estamos duro y duro y duro, empujando la puerta de la justicia, empujando la puerta de la democracia de género para llegar en este momento a la paridad en todo.

Y una de las grandes muestras de la reforma igualitaria es que ya no somos cuota, se acabó la cuota, paridad es igualdad y ya era el tiempo en que en una democracia habláramos de la igualdad paritaria.

Pero déjenme decirles que, además, rápidamente mencionaré tres reformas que nos ayudaron a completar la violencia política, perdón, la paridad en todo.

Uno. Legislamos que el delito de la violencia política contra las mujeres en razón de género quedara tipificado en el Código Penal, en la ley de partidos, en la ley de acceso a una vida libre de violencia, libre de violencias, porque estamos en un puesto y no nos dan presupuesto, porque queremos un vehículo para transportarnos a alguna comunidad y no nos prestan el vehículo, porque nos citan tarde a una reunión, porque ponen cartelones, o ponen paredes en donde dicen: “las mujeres a la cocina, las mujeres nada qué hacer en la política”.

Así sucedió en México y el Tribunal eliminó esa votación, se volvió a realizar esa votación porque las paredes estaban llenas con esos cartelones, y se volvió a realizar la elección y ganó una mujer por primera vez en una presidencia municipal indígena.

Ahí estuvimos las mujeres acompañando toda esa violencia.

Otra reforma: 3 de 3. La 3 de 3, no podemos estar, y eso que lo sepan todas ustedes, no puede ser candidato a un hombre que ha sido sentenciado, no puede ser candidato a un hombre que debe la pensión alimenticia, y no puede ser candidato un hombre que tenga un antecedente de violencia.

Pero, además, poco a poco fuimos arribando a la violencia digital, de la que más tarde nos hablará nuestra querida -ay, Dios mío, la que va a hablar de violencia digital-, Olimpia. Olimpia va a hablar de eso.

Bueno, pero no puedo dejar de hablar de las grandes reformas que presentó la presidenta, la presidenta Claudia Sheinbaum.

Por eso, hablar de paridad es hablar de una presidenta mujer, la primera mujer científica que es presidenta de la República.

Envió cuatro grandes reformas a la Constitución:

Primero. El derecho a la igualdad sustantiva. ¿Qué quiere decir? No discriminación, igualdad de oportunidades e igualdad de trato, porque no solamente tiene que estar en un papel la igualdad, la igualdad formal, tiene que estar en las oportunidades y en el trato.

Segunda gran reforma. La perspectiva de género en todos los programas del gobierno.

Estos lentes de la desigualdad, ponérnoslos todo el día para tomar en cuenta la situación de desigualdad y discriminación que vivimos las mujeres en el mundo.

Tercer elemento, tercera gran reforma de la presidenta. El acceso de todas las mujeres a una vida libre de violencias con “S”, porque las violencias vienen una y otra, acompañada de otra.

Y, la cuarta gran reforma que presentó la presidenta. Fue la igualdad salarial, a igual trabajo, igual pago.

Y todo esto que quedó en la Constitución luego se bajó a leyes secundarias, a la ley general de acceso de las mujeres, a la ley de igualdad, a la ley de seguridad pública, donde tendremos policías especializadas y especializados para atender a las mujeres, donde tendremos, y es obligación del país, tener fiscalías especializadas para atender a las mujeres.

Donde no ganaremos menos que los hombres cuando hacemos el mismo trabajo, y, sobre todo, tendremos, por algo histórico que hemos aspirado las mujeres, un registro nacional de medidas de protección, es decir, esas medidas que se otorgan a las mujeres víctimas de violencias cuando corre riesgo su vida, su seguridad o su integridad.

Por eso, estas políticas género-transformativas, estas políticas género-sensitivas, son las que mueven ahora a México.

Porque, necesito decir algo antes de irme: de nada sirve que lleguemos las mujeres a los puestos de decisión y a los puestos de elección, si la vida de las mujeres no cambia.

Por eso, presencia de mujer tiene que garantizar conciencia feminista. Tenemos que hacer todo para que la vida de nuestras mujeres cambie, porque necesitamos seguir siendo insistencialistas y porque queremos que la igualdad entre mujeres y hombres se haga costumbre.

Muchas gracias.

Texto y Foto: Cámara de Senadores