Participación de Virginia Magaña Fonseca, durante la sesión solemne para entregar la Medalla de Honor “Belisario Domínguez”, correspondiente a 2023, a la periodista y activista Ninfa María Deándar Martínez

Ciudad de México, 12 de diciembre de 2024

Muy buenos días a todas y todos. Con su venia, presidente. Saludo con mucho gusto al Senador Gerardo Noroña, presidente de este nuestro Senado de la República, y con un alto orgullo, un gran honor, saludo a la señora Ninfa María Deándar Martínez, nuestra galardonada, y a toda su familia. Sean usted bienvenida y todos bienvenidos a este su Senado de la República. De igual manera, saludo con mucho gusto al presidente municipal de Comitán, Chiapas, donde vio nacer a nuestro Belisario Domínguez, al ciudadano Mario Antonio Guillén. Sea usted bienvenido, alcalde, y a su señora esposa, Estrella Molina, bienvenida.

Saludo con gusto a todos los medios de comunicación que nos acompañan el día de hoy y, por supuesto, a todas y todos mis compañeros senadoras y senadores. Antes de comenzar a leer las palabras que escribí para el día de hoy, quiero compartirles que para mí es un alto honor. Primero, ser senadora de la República es un alto honor, un gran compromiso el que me tiene aquí, pero todavía es un alto honor el poder presidir la Comisión Belisario Domínguez, porque esta comisión representa algo muy simbólico para nuestra patria.

Hemos dejado al lado los simbolismos, dejando las cuestiones materiales por delante, y tenemos que retomar con alto orgullo, un alto honor, los símbolos para esta patria que a tanta falta le hacen. Los símbolos que yo rescato son la valentía y la democracia: la valentía para poder enfrentar adversidades y poder construir esta patria que tanto nos ha dado, nos sigue dando y nos seguirá dando, y tenemos que seguirla defendiendo con mucho orgullo y con mucho honor.

Compañeras y compañeros, tenemos una gran responsabilidad para seguir defendiendo esta patria con un alto orgullo, todas y todos nosotros, pero también somos una nación joven, una nación joven que tiene décadas en la construcción de esta democracia, y sin esa valentía no podemos seguir construyendo la democracia.

Venía pensando sobre la historia de la hoy galardonada, la señora Ninfa, y decía que representa justo esos dos valores y esos símbolos que vamos a seguir necesitando para la construcción de nuestra democracia. Gracias, señora Ninfa, por estar aquí, por el esfuerzo de usted y toda su familia. Y aparte, rescato que ustedes ven a una señora fuerte, grande, emocionada, y eso también representa lo que es la Medalla Belisario Domínguez. No puede una persona como la señora Ninfa, que ha sido tan valiente y ha enfrentado tantas batallas, hoy, ante este símbolo de la Medalla Belisario Domínguez, tener esta emoción tan grande, y yo la comparto con ella al presidir esta comisión a la que hoy pertenezco. Muchas gracias, Ninfa, por estar aquí.

Compañeras senadoras y senadores, invitados e invitadas especiales, a nuestra galardonada y al pueblo de México: la Medalla Belisario Domínguez es el más alto honor que este Senado otorga a quienes han contribuido de manera destacada a construir nuestra patria. El día de hoy, este Senado reconoce a una mujer cuya trayectoria es un testimonio vivo de los principios de Belisario Domínguez: Ninfa María Deándar Martínez, periodista, defensora implacable de la libertad de expresión y de los derechos humanos. Ninfa nació el día 16 de noviembre de 1940 en Nuevo Laredo, Tamaulipas, en el seno de una familia comprometida con los valores democráticos del periodismo y el servicio a los demás. En 1968, Ninfa asumió la dirección del periódico El Mañana en un momento crítico del país, enfrentando el autoritarismo y la proliferación de las políticas neoliberales.

En esa representación, supo poner este medio informativo al servicio del pueblo mexicano. A lo largo de su carrera, Ninfa enfrentó innumerables adversidades, amenazas, encarcelamientos y atentados contra su dignidad. Sin embargo, hizo frente a estos desafíos con la misma fortaleza con la que defendió sus principios y sus derechos. Como ella misma nos ha dicho: “La vida pierde sentido si no valoramos y defendemos los principios esenciales, pilares del humanismo”, por dolorosa y peligrosa que sea esta lucha. Su labor ha dejado huella en la historia y nos muestra que en México hay grandes historias por reconocer y celebrar.

Este año, el periódico El Mañana cumple 100 años de historia, una herencia que Ninfa ha sabido no solo preservar, sino engrandecer. Este periódico ha narrado las luchas del pueblo, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y una fuente confiable de información social, política y económica. Es imposible hablar del periódico El Mañana y de Ninfa Deándar sin pensar en las palabras con las que Belisario Domínguez encomendaba a sus connacionales vigilar los actos públicos de los gobernantes y decía: “Ser imparciales con vuestras apreciaciones, decir siempre la verdad y sostenerla con vuestra firmeza entera y muy clara. Nada de anónimos ni seudónimos”. Esta encomienda la encontramos presente en el ejercicio profesional y de vida de la persona de Ninfa Deándar.

Sin duda, mirar la trayectoria de la periodista tamaulipeca obliga al mismo tiempo a reflexionar sobre los riesgos actuales de las personas que ejercen el periodismo en nuestro país. Reconocer a Ninfa Deándar significa también alzar la voz para reiterar la necesidad de proteger a quienes, con su labor, registran y comparten las realidades que se viven en toda nuestra República, por lo que es importante recordar la responsabilidad que tenemos desde esta Cámara Alta de garantizar la protección de las personas periodistas y asegurar el ejercicio pleno de sus derechos, ya que la defensa de la libertad de expresión es uno de los pilares de nuestra democracia.

De igual manera, homenajear a Ninfa Deándar es resaltar el papel de las mujeres en la transformación de nuestra sociedad. Su trayectoria es una muestra de cómo el liderazgo de las mujeres es esencial para la construcción de un México más justo e igualitario. Son precisamente trayectorias como la de Ninfa, marcadas por un profundo compromiso social, las que empatan con el ejemplo de la vida y el legado de Belisario Domínguez.

Ninfa es, además, un ejemplo paradigmático en tiempos de las mujeres, paradigma que, sin lugar a dudas, la Cuarta Transformación está consolidando, porque hemos entendido que no existe transformación posible sin nosotras, las mujeres. Porque cuando una mujer defiende sus derechos, como Ninfa Deándar lo ha hecho, avanzamos todas, y avanza la sociedad en su conjunto.

La encomienda del Senado de asegurar que esta presea se entregue a quien verdaderamente encarne los valores que representa Belisario Domínguez se cumple cabalmente con esta elección. Por ello, doy gracias a todas las personas aquí presentes, legisladores que dieron su voto de confianza a este merecido homenaje. Al igual que el médico y senador chiapaneco, cuya valentía y compromiso con la libertad de expresión lo llevaron a enfrentarse al autoritarismo de Victoriano Huerta, incluso a costa de su vida, Ninfa ha mostrado que el silencio ante las injusticias es inadmisible, y ambos, a través de sus palabras y acciones, defendieron los derechos fundamentales del pueblo en contextos de zozobra y gran adversidad.

Tal como Belisario Domínguez hizo del Senado una tribuna para denunciar los abusos del poder, Ninfa Deándar convirtió el periódico El Mañana en un baluarte de resistencia y motor de cambio. Su legado, como el de Belisario Domínguez, nos inspira a no claudicar en la defensa de los valores democráticos que son fundamentales para nuestra nación. La vida y obra de Ninfa Deándar nos recuerda que el periodismo no solo informa, también transforma, y que la verdad, aunque a veces muy incómoda, siempre nos llevará por el camino de la libertad y la justicia.

Enhorabuena, señora Ninfa Deándar.

Texto y Foto: Grupo Parlamentario del PVEM en la Cámara de Senadores