Pronunciamiento de Laura Itzel Castillo Juárez, presidenta del Senado de la República, por la Conmemoración del 57 aniversario de la Masacre de Tlatelolco del 2 de octubre de 1968

Ciudad de México, 2 de octubre de 2025

Conmemorar el 2 de octubre es recordar un México muy distinto al que hoy estamos viviendo. En 1968, la pobreza, el autoritarismo y la represión marcaban la vida cotidiana. Disentir era peligroso; soñar con un país más justo, motivo de persecución.

La juventud de entonces, llena de esperanza, salió a las calles exigiendo democracia y libertad. La respuesta fue la violencia y la masacre de Tlatelolco, una herida que permanece en la memoria colectiva.

Actualmente, más de medio siglo después, el movimiento estudiantil de 1968 continúa sirviendo como referente moral. Se han logrado avances significativos, ya que se vive en una nación con libertades de pensamiento y organización. La búsqueda por el reconocimiento de los acontecimientos ocurridos en Tlatelolco ha tenido resultados tangibles; el Estado mexicano reconoció su responsabilidad y emitió disculpas oficiales tras cinco décadas.

En este sentido, la presidenta Claudia Sheinbaum inició su administración con un acto relevante, al reconocer políticamente que los hechos de violencia ocurridos el 2 de octubre de 1968 contra miembros del movimiento estudiantil constituyeron un crimen de lesa humanidad, ofreciendo así una disculpa pública a las víctimas, sus familiares y la sociedad mexicana en general.

Hace un año solicité a la Presidencia del Senado emitiera una disculpa al pueblo de México por el silencio cómplice con el que los integrantes del cuerpo legislativo de aquella época (XLVII Legislatura) convalidaron la actuación del Estado mexicano en los crímenes de lesa humanidad cometidos contra las personas que participaron en el heróico movimiento estudiantil de 1968.

Recordar es un acto de justicia. La memoria nos obliga a no repetir la historia y a seguir luchando por un México donde nunca más se persiga a quien piensa diferente.

Por eso, hoy decimos con fuerza:

2 de octubre no se olvida. Es de lucha combativa.

Texto y Fotografía: Cámara de Senadores