Ciudad de México, 11 de diciembre de 2025

En la sección Mujeres en la Historia, durante “la mañanera del pueblo”, la subsecretaria de Educación Básica, Angélica Noemí Juárez Pérez, presentó la semblanza de esta mexicana que fundó la Sociedad Mexicana de Cactología

Comentó que Bravo Hollis fue una de las pioneras de la investigación en ciencias biológicas en México

En la sección Mujeres en la Historia, durante la conferencia de prensa “La mañanera del pueblo”, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, la subsecretaria de Educación Básica, Angélica Noemí Juárez Pérez, presentó la semblanza de Helia Bravo Hollis, primera bióloga mexicana, quien dedicó su vida a la investigación y protección de las cactáceas en México.

Juárez Pérez destacó que la conservación de estas especies y el cuidado de la naturaleza en nuestro país se deben, en gran medida, al legado de esta científica, nacida el 30 de septiembre de 1901 en la Ciudad de México, y considerada una de las pioneras de la investigación en ciencias biológicas.

Mediante una cápsula informativa, la subsecretaria explicó que en 1918 Bravo Hollis ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria, donde cursó biología con el profesor Isaac Ochoterena. Con apoyo de sus alumnas y alumnos más destacados —entre ellos Helia—, el académico formó el Departamento de Biología, semilla del futuro Instituto de Biología.

Al concluir el bachillerato, añadió, Helia Bravo decidió estudiar biología contra los deseos de su familia y pese a que la carrera aún se encontraba en proceso de formalización. Inició sus estudios en 1924 junto con su colega Leopoldo Ancona, tomando clases en la Escuela de Medicina y en la Escuela de Altos Estudios.

Helia se tituló como la primera bióloga de México al mismo tiempo que la Universidad Nacional obtenía su autonomía. En 1929 se fundó el Instituto de Biología, donde Bravo Hollis fue nombrada encargada del Herbario y comenzó a especializarse en botánica.

En esos años, el gobierno buscaba orientar las investigaciones de la UNAM hacia el proyecto nacionalista. Por ello, el profesor Ochoterena asignó a Helia el estudio de las cactáceas, una familia de plantas emblemáticas del paisaje mexicano, a las que ella dedicaría el resto de su vida.

Juárez Pérez añadió que, en 1931, Bravo Hollis obtuvo la maestría en Ciencias Biológicas por la UNAM con la tesis Contribución al conocimiento de las cactáceas de Tehuacán. En 1937, tras cinco años de estudio y recolección de especies, publicó la primera edición de su obra magna Las cactáceas de México, una enciclopedia botánica que resalta la importancia biológica, cultural, ritual y económica de esta familia vegetal.

A lo largo de su trayectoria, Helia Bravo Hollis fundó en 1951 la Sociedad Mexicana de Cactología y recorrió gran parte del país. En diversas ocasiones, ante la falta de carreteras y recursos, realizó trabajo de campo acompañada de otras y otros investigadores, como la bióloga Leonila Vázquez, especialista en insectos y mariposas.

Gracias a su labor, Bravo Hollis acumuló alrededor de 160 publicaciones, 60 descripciones taxonómicas y 59 cambios de nomenclatura, además de compartir sus investigaciones en Estados Unidos, Panamá y Brasil.

En su honor, actualmente existen la colección Jardín del Desierto Helia Bravo en el Jardín Botánico de la UNAM, y el Jardín Botánico Helia Bravo Hollis en Zapotitlán Salinas, Puebla. Asimismo, al menos seis especies de cactáceas y una subespecie llevan su nombre, como Heliabravoa chende, Ariocarpus bravoanus, Opuntia bravoana y Opuntia heliae.

Tras una vida dedicada al estudio, clasificación y divulgación del valor de las cactáceas, Helia Bravo Hollis —conocida como la “Madre de las cactáceas mexicanas”— falleció el 26 de septiembre de 2001 en la Ciudad de México.

Texto y Fotografía: Secretaría de Educación Pública