Participación de Marcela Guerra Castillo, Presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, en la Sesión II “Igualdad de género: desafíos parlamentarios y estrategias de inclusión”, de la 10ª Conferencia de Presidentes de Parlamentos MIKTA “La acción coordinada de los parlamentos para construir un mundo más pacífico, equitativo y justo”, en el Hotel Hilton Reforma de la Ciudad de México

Ciudad de México, 6 de mayo de 2024

Apreciables compañeras y compañeros del Foro Parlamentario de MIKTA.

Las mujeres y los hombres debemos participar en igualdad de oportunidades en las acciones que nos permitan alcanzar el ejercicio de los derechos plenos y el bienestar de las personas.

De los 8 mil millones de personas que habitamos el planeta, el 49.7 por ciento somos mujeres, y esto se debe de traducir en una firme perspectiva de la igualdad, en la manera en que enfrentamos los retos actuales de la sociedad.

El informe del 2023 de ONU Mujeres dice que el progreso y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible plantea un panorama de género retador para la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas.

En este sentido, cada uno de los Estados que estamos presentes el día de hoy hemos implementado buenas prácticas en materia de igualdad de género, para cumplir con las obligaciones que mandata la Convención y que contribuyen a cumplir con el ODS número 5 de la Agenda 2030 y que nos conmina a lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres, adolescentes, adultas y niñas.

En México hemos alcanzado la paridad y la igualdad sustantiva. Nuestro Poder Legislativo es bicamaral, está integrado de manera paritaria y la paridad, les quiero decir, es constitucional en las dos Cámaras. Son presididas, las dos Cámaras por mujeres, yo presido una, la Cámara baja, su servidora Marcela Guerra, y otra mujer preside el Senado de la República.

De igual manera, en el Poder Ejecutivo tenemos integración del gabinete paritario, es decir de todos los ministerios la mitad son hombres y la mitad son mujeres. El Poder Judicial: la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el Tribunal Electoral lo presiden mujeres, mujeres capaces, mujeres muy bien educadas, muy bien capacitadas y, créanme, muy firmes y fuertes.

Diversos órganos autónomos, es decir, los autónomos constitucionales, como el Instituto Nacional Electoral, que es el órgano rector y árbitro (inaudible) que marca las elecciones en nuestro país, también lo preside una mujer. El Banco de México, que es el banco central que dicta la política monetaria de nuestro país, es gobernado por una mujer. Y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos también es presidida por una mujer.

De las 32 entidades federativas que conforman nuestra República, nueve de ellas son gobernadas por mujeres que accedieron por la vía de la elección popular, y 16 congresos locales son presididos por mujeres.

Estas buenas prácticas (inaudible) en materia de paridad de género han implicado un largo camino recorrido por el Estado mexicano, por la lucha de muchas de nosotras para abrir las puertas y abrirnos camino no ha sido fácil, pero hemos convencido, hemos podido convencer para poder arribar a un buen puerto en materia legislativa que nos ha permitido acceder a espacios de poder, a espacios de deliberación y a espacios de decisión. Este impacto es un gran adelanto de las mujeres y por eso también se traduce en el bienestar social.

Y que esto es también un modelo a seguir para las adolescentes y las niñas que en un futuro serán las personas que estén al frente en todos los sectores de la sociedad mexicana.

Por ejemplo, en el año 1993 al 2013 estuvimos luchando para implementar las acciones afirmativas basadas en un sistema de cuotas obligatorias. Primero fue en los partidos, créanme que todos los partidos políticos de México que es plural, pues se dio la guerra, no la guerra, no fue una guerra, pero se dio la batalla, el debate con muchas que nos antecedieron. Entonces, primeramente, las cuotas se adoptaron al interior de los partidos.

Posteriormente, años después, con lucha permanente, insistencia, convencimiento se incluyeron en nuestras leyes secundarias electorales, y en el 2014 se impulsó la paridad de género en la Constitución en materia electoral, así que por esto tenemos esta conformación de las Cámaras.

En el año 2019 se realizó también otra reforma constitucional que le da a México una paridad en todo, paridad total, en todos los ámbitos, y esto esperamos que se traduzca también en la vida cotidiana, porque la vida cotidiana también está regida por la cultura, por las prácticas, por las tradiciones pero cuando cambiamos la ley, entonces, hay un nuevo orden a establecer, y entonces las personas se acostumbran a la presencia de las mujeres, a la decisión de las mujeres, a la transformación de la vida diaria con las mujeres.

Por eso, las reformas, cuando son constitucionales, ya no tienen marcha atrás, y eso es importante señalarlo.

También estamos luchando por la eliminación de la violencia contra las mujeres. Conforme las mujeres avanzamos también la violencia se acrecienta, pero estamos tomando cartas en el asunto, porque en México, por ejemplo, contamos con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

En 2021 aprobamos la “Ley Olimpia”, es decir la violencia digital que está penalizada. Nosotros hemos llevado, las diputadas aquí presentes que somos parte de un grupo que hemos implementado en la Cámara baja, en la Cámara de Diputados, el Grupo de Igualdad Sustantiva, de todos los partidos, somos plurales, y, entonces, es como hemos podido avanzar al interior para seguir generando iniciativas y leyes que les beneficien a las mujeres y a la gente.

En el 2023 reformamos también la “Ley 3 de 3”. Esta ley fue polémica, pero ha sido muy importante porque es contra la violencia, que impide que agresores o personas violentadoras o deudores alimentarios a personas, que son deudores alimentarios, ocupen cargos de elección popular.

Todos estos avances reconocen que incluso las culturas y sociedades diferentes hemos unido esfuerzos para un logro común: la igualdad de derechos entre mujeres y hombres y la eliminación de todas las formas de violencia.

Queridos amigos:

La paridad y la participación política de las mujeres en la vida pública del país, no es sólo conquistar cargos, sino se trata de lo que hacemos con esos cargos, hay que garantizar el derecho y la consistencia de género.

La paridad y la igualdad deben de ser dimensionadas como un derecho fundamental consagrado en la Constitución de cada sociedad, en la Carta Magna. Hoy las mujeres en el mundo somos el pilar fundamental para la construcción de instituciones sólidas, y no me refiero sólo a la familia, porque ahí por supuesto que somos el pilar fundamental de la familia, pero también las mujeres contribuyen a instituciones sólidas, a instituciones democráticas y a un desarrollo humano más incluyente, más justo.

Y, de igual manera, la agenda de igualdad sustantiva debe ser prioritaria y transversal desde los parlamentos.

Las mujeres, les digo, aún enfrentamos barreras que deben de ser derribadas: las violencias, los feminicidios, la brecha salarial, la construcción de políticas públicas que a veces no tienen perspectiva de género y la carencia de espacios seguros e igualitarios en nuestras ciudades, porque nuestras ciudades, también como lo marca la 2030, deben ser ciudades resilientes, que también beneficien a las mujeres y a sus familias, pero los países que conformamos MIKTA hemos avanzado y lo seguiremos haciendo, con esa voluntad política que nos caracteriza, esa democracia que nos hace fuertes.

La transversalidad de la igualdad significa: las mujeres empoderadas, siempre, las mujeres empoderadas en todo lugar, para todas las mujeres, ni más ni menos, simplemente iguales.

Gracias.

Texto y Foto: Cámara de Diputados